Cuando se trata de elegir, a veces el miedo me hace dudar
y la fe me hace fuerte.
Cuando se trata de sonreír, el miedo me priva, la fe me
libera.
Cuando se trata de cantar, el miedo calla mi voz, la fe la
hace más fuerte.
Cuando se trata de bailar, el miedo paraliza mi cuerpo, la
fe siempre encuentra el ritmo en el latido del corazón.
Cuando se trata de ser, el miedo decide ser alguien más,
la fe redescubre a la esencia interna.
Cuando se trata de amar, el miedo me hace enojar, la fe
aprender a amar más fuerte.
Cuando se trata de pensar, el miedo me hace pensar hasta
el cansancio, la fe a dejar de hacerlo.
Cuando se trata de vivir, agradezco al miedo y elijo a la fe
que me recuerda que el miedo sólo debe servir para ser el
motor que nos haga seguir creyendo.
Karen Sahagún,
Agosto 14, 2012.